Como se ha informado, el gladiador violento Axl Rotten de 44 años de edad fue encontrado muerto dentro de su automóvil en el estacionamiento de un McDonalds en Baltimore, MA, el pasado 4 de febrero.
Durante estas dos semanas que han transcurrido mucho se ha especulado sobre si Axl Rotten había recaído en el mundo de las drogas o si se trataba de un infortunado paro cardíaco que de manera inesperada le había quitado la vida a consecuencia del tipo de vida que llevó el gladiador, pues como se comentó por varios de sus amigos que lo vieron en los últimos días, el luchador se encontraba sobrio y con ánimos de vivir, incluso tenía contemplado salir de vacaciones ese día rumbo a Australia.
Pero los resultados de la autopsia y la investigación pericial fueron contundentes: Axl murió a causa de una sobredosis accidental. En la mesa para cambiar pañales del baño que se encuentra en el McDonalds fueron encontrados residuos de drogas, además de que en el bote del baño fue encontrada una cuchara con residuos cristalinos y un frasco con capsulas color marrón, presumiblemente heroína.
El triste desenlace de Axl Rotten se suma a la larga historia de luchadores que han sucumbido perdidos en el laberinto de la droga, desde finales de los noventas las historias de este tipo se han exponenciado notoriamente, y aunque las medidas que empresas como WWE han tomado al respecto parecen adecuadas, la verdad es que los casos se han seguido dando, para tristeza de muchos. El camino de la redención es arduo y pesaroso, y salir del abismo no es tan simple, ni en un sólo sentido, es como en esa canción de Marilyn Manson que tanto le gustaba al propio Axl: «You never said forever, could ever hurt like this. /I wanna live, I wanna love /But its a long hard road, out of hell» (Nunca dijiste por siempre, jamas podría lastimarte así. Quiero vivir, quiero amar, pero este es un largo y duro camino para salir del infierno).